Cargill:
La Peor Empresa Del Mundo

Prefacio: Diputado Henry A. Waxman

Cargill es la empresa privada más grande de Estados Unidos, más grande incluso que la famosa Koch Industries. Su huella se extiende por todo el mundo. Pero, ¿es ”La peor empresa del mundo”? Admitimos que esta es una afirmación un tanto osada. Hay, por desgracia, muchas empresas que podrían competir por este dudoso honor. Pero este informe proporciona numerosas y convincentes pruebas que respaldan tal afirmación.

Las personas que han enfermado o fallecido por comer carne de Cargill contaminada, los niños que trabajan cultivando el cacao que Cargill vende en forma de chocolate por todo el mundo, los habitantes del Medio Oeste que beben agua contaminada por Cargill, los indígenas desplazados por la inmensa deforestación para dedicar esos terrenos a la alimentación de los animales de Cargill y los consumidores corrientes que han tenido que pagar más para llevar comida a la mesa debido a las malas conductas financieras de Cargill, todos ellos, han sufrido las repercusiones de este gigante de la industria agroalimentaria. Su vida es peor por haber entrado en contacto con Cargill.

En mis 40 años de carrera en el Congreso, me hice cargo de diversas compañías que llevaban a cabo prácticas abusivas. He visto de primera mano las perjudiciales repercusiones de las empresas que no se llevan la ética al trabajo. Pero Cargill se destaca.

A diferencia de las industrias del petróleo y el tabaco, por ejemplo, las malas prácticas documentadas en este caso no son inherentes a los productos que Cargill vende y, de hecho, son totalmente evitables. Por ejemplo, tal vez el mayor impacto negativo de Cargill en el mundo natural sea su implicación en la destrucción de los últimos bosques y praderas intactos del mundo.

Hay más de mil millones de acres de tierra previamente degradada donde se pueden sembrar cultivos sin poner en peligro los ecosistemas nativos, y todo ello sin costo adicional. Del mismo modo, otras empresas cultivan alimentos para animales a gran escala sin incurrir en los mismos niveles de contaminación del agua o del medio ambiente.

Desde el aceite de palma en el sudeste asiático hasta la agricultura aquí en Estados Unidos, Cargill no ha participado en los esfuerzos de la industria para mejorar. Para abordar esta inactividad, a lo largo de los cinco últimos años, el equipo de Mighty Earth ha participado en extensas conversaciones de alto nivel con Cargill. Nuestro equipo elogió a la compañía en 2014 cuando su director ejecutivo, David MacLennan, se comprometió a poner fin a la deforestación en toda la empresa para el año 2020, y también cuando más tarde se comprometió a dejar de abastecerse de cacao procedente de los parques nacionales.

En enero, le hicimos llegar un borrador de este informe a Cargill. Días antes de su publicación programada, el Sr. MacLennan nos llamó para solicitarnos algunas semanas para considerar nuestras conclusiones y, lo que es más importante, nuestras recomendaciones de cambio. Aceptamos darle esa oportunidad a Cargill. Dos semanas después, MacLennan se comprometió a que Cargill adoptara políticas para prevenir la destrucción del hábitat nativo y afirmó que él, personalmente, presionaría a otros directores ejecutivos de la industria para que hicieran lo mismo.

Desafortunadamente, estos últimos meses solo han confirmado la incapacidad de la compañía para responder de manera efectiva y la incapacidad del Sr. MacLennan para lograr un cambio real.

A los pocos días de su compromiso, el segundo al mando de MacLennan cuestionó públicamente el valor de las políticas estrictas para proteger el hábitat nativo. Cargill tardó meses en mantener conversaciones significativas con otras compañías que ya habían adoptado políticas sólidas de sostenibilidad o en abordar problemas relativamente simples en su cadena de suministro de aceite de palma que otras empresas habían tratado hace mucho tiempo. Mientras tanto, seguimos recibiendo datos, que resumimos en este informe, sobre los graves problemas actuales de Cargill en relación con la deforestación y el trabajo infantil.

A pesar de las dificultades, aplazamos la campaña durante cinco meses con la esperanza de que las conversaciones le dieran a Cargill la oportunidad de cambiar. Por desgracia, los compromisos de David MacLennan no parecían traducirse en acciones significativas por parte de otros miembros de la compañía. Nos sentimos especialmente decepcionados cuando Cargill lanzó un “Plan de acción para la soya” que permite a los proveedores continuar con la deforestación y, más recientemente, cuando envió una carta a sus proveedores oponiéndose a la ampliación de las políticas de conservación de los bosques a la región brasileña de El Cerrado. Estas acciones constituyeron una refutación directa de los compromisos adquiridos por el Sr. MacLennan. Hemos trabajado con éxito para mejorar las prácticas medioambientales y de derechos humanos de decenas de compañías, pero nunca hemos encontrado una empresa que presente tantas dificultades para traducir los compromisos de alto nivel en acciones.

Si bien el Sr. MacLennan parece querer hacer lo correcto, también parece incapaz de decidirse entre aquellos que creen que Cargill puede hacerlo mejor y aquellos que quieren mantener las excavadoras en funcionamiento. Desafortunadamente, dado que el statu quo es la deforestación, el trabajo infantil y la contaminación, la indecisión de Cargill da como resultado un continuo desastre medioambiental y de derechos humanos. Y debido a que el alcance de Cargill es tan amplio, arrastra a otras compañías a participar y a instigar la destrucción medioambiental y los abusos de los derechos humanos.

El gigante de los supermercados Ahold Delhaize (propietario de Giant, Stop & Shop, Hannaford, Food Lion y otras marcas) tal vez diga que quiere vender carne de origen responsable, pero no puede hacerlo mientras forme parte de una empresa conjunta con Cargill para suministrar carne con la marca de sus tiendas. Del mismo modo, el “objetivo climático basado en la ciencia” pregonado por McDonald’s carece de sentido mientras Cargill, el fabricante de sus nuggets de pollo y sus Big Macs, impulse la contaminación medioambiental a gran escala.

Estas empresas, y otras más de cien, han pedido en repetidas ocasiones a Cargill que cambie. Pero Cargill ha desafiado repetidamente estos llamados. Si estas empresas quieren cumplir sus políticas medioambientales y de derechos humanos, deben ir más allá de ese estímulo cortés y pasar a comprar sus productos a compañías más responsables.

Solo si responsabilizamos públicamente a Cargill y a sus clientes podemos obligarlos a cambiar. La acción coordinada de los ciudadanos y las empresas de consumo ha impulsado enormes progresos en muchas áreas de la industria alimentaria y agrícola. Ahora es el momento de que la compañía que pretende ser líder de esta industria finalmente actúe como tal.

Henry Waxman

Ex miembro del Congreso, Presidente de Mighty Earth

Reconocemos que se trata de una afirmación audaz. Pero cuando se trata de abordar los problemas más importantes que afronta nuestro planeta, como la destrucción del medio ambiente natural, la contaminación de nuestro aire y nuestra agua, el calentamiento del planeta, el desplazamiento de los pueblos indígenas, la explotación de menores y la pobreza mundial, Cargill no sólo se encuentra constantemente en el último lugar, sino que está impulsando estos problemas a una escala de tal magnitud, que eclipsa a sus competidores más cercanos.

Que Cargill haga un gran compromiso y luego lo ignore no debería ser una gran sorpresa.

Desde la suspensión de su membresía en la junta de comercio por parte de la Junta de Comercio de Chicago (Chicago Board of Trade) y la Autoridad de la Bolsa de Productos Básicos de EE. UU. (U.S. Commodity Exchange Authority) poco después de haberse incorporado, hasta ser la responsable de la distribución de 66 millones de toneladas de carne de res contaminada a los supermercados este mismo año, Cargill tiene un largo y sórdido historial de duplicidad, engaño y destrucción. Tan solo las pasadas dos décadas nos proporcionan docenas de ejemplos.

Un Patrón de Engaño y Destrucción

Hoy en día, existe una empresa privada en particular que bien pudiese tener más poder para destruir o proteger por sí sola el clima, el agua, la seguridad alimentaria, la salud pública y los derechos humanos del mundo que cualquier otra empresa en la historia. Y no es una empresa petrolera o de carbón, o alguno de los demás sospechosos habituales. Es el gigante de la agroindustria Cargill, con sede en Minnesota.

Cargill es la empresa privada más grande de Estados Unidos; supera el segundo lugar de Koch Brothers por miles de millones de dólares en ingresos anuales. Cargill es el gigante corporativo que se encuentra en el núcleo del sistema agroindustrial mundial; un sistema que ha diseñado para convertir grandes extensiones del planeta en monocultivos que dependen de productos químicos y se cosechan a escala industrial con el propósito de producir carne, aceite de palma y chocolate baratos.

Y a partir de 2019, las restricciones políticas que alguna vez pudiesen haber limitado su poder, en esencia, han desaparecido. Eso es gracias al ascenso de presidentes extremistas anti-ambientales tanto en Brasil como en los Estados Unidos; ambos principales productores y consumidores, respectivamente, de los productos básicos comercializados por Cargill. En otras partes del mundo, tales como Indonesia y África Occidental, Cargill sigue aprovechándose de la mala gobernanza y los gobiernos frágiles o corruptos para adquirir grandes cantidades de aceite de palma, cacao y otras materias primas que hasta hace poco se producían sin mayores preocupaciones relacionadas con asuntos medioambientales y pagando sueldos muy bajos.

Cargill ha demostrado que tiene la capacidad de hacer tanto el bien como el mal a gran escala. Pero las protecciones medioambientales y el liderazgo climático de los gobiernos de Estados Unidos y Brasil que quizás alguna vez mantuvieron a raya los peores instintos de la empresa están ahora en plena retirada. Y como Cargill es una empresa privada de capital cerrado, ni siquiera tiene que rendirle cuentas a accionistas públicos de alguna forma que la incentive a ser un buen ciudadano corporativo.

A lo largo de su historia, Cargill ha exhibido un patrón inquietante y repetitivo de engaño y destrucción. Como se detalla en este informe, sus prácticas han variado de tal forma que van desde violar embargos comerciales y fijar precios, hasta ignorar códigos de salud y crear mercados para comercializar bienes producidos mediante la explotación de menores y los trabajos forzados. Cuando se le ha puesto bajo presión, Cargill ha reformado muchos aspectos de sus prácticas, lo cual demuestra que puede cambiar cuando quiera. Pero en contraste con la imagen de líder que tiene de sí misma, suele ocupar el último lugar. Ha permanecido en un rezago constante en múltiples industrias, siempre arrastrándose tras sus pares, como Louis Dreyfus y Wilmar.

Poco después de incorporarse bajo su nombre actual hace 80 años, Cargill fue expulsada del mercado de futuros y opciones más grande del país por tratar de acaparar el mercado del maíz. Décadas más tarde, en 2017, la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC, por sus siglas en inglés) impuso una multa de 10 millones de dólares a Cargill por haber falseado sus valores comerciales intencionalmente durante años (hasta por un 90%) para defraudar tanto al gobierno como a sus socios comerciales.1 Al cierre de este informe, a David Dines, el ejecutivo que creó y supervisó el departamento responsable de estas violaciones en Cargill, lo promovieron a la posición de Director Financiero.2 En 2018, Cargill fue la responsable de la distribución de más de setenta y ocho toneladas de carne de res contaminada a los supermercados.3,4 Entre tanto, la empresa ha saqueado el planeta y ha estafado a sus trabajadores y agricultores, mientras que a la vez ha generado suficiente riqueza como para crear más multimillonarios que en cualquier otra familia del mundo.5

En muchos sentidos, el sector privado tiene una mayor influencia sobre el destino de nuestro mundo que la mayoría de los gobiernos. Las empresas como Cargill y las empresas como Ahold Delhaize (Stop & Shop, Giant, Food Lion y Hannafords), McDonald’s y Sysco, que les venden sus productos a los consumidores, son las responsables de muchas de las catástrofes medioambientales que se están produciendo en todo el mundo.

Un Peligro Evidente e Inminente

Ninguna otra acción hace más evidente el patrón de engaño y destrucción de Cargill que su participación en la destrucción de los “pulmones del planeta” (los bosques del mundo). A pesar de todas las promesas muy sonadas de que hará lo contrario (las cuales ha hecho en numerosas ocasiones), desde Brasil, Bolivia y Paraguay hasta Indonesia, Ghana y Costa de Marfil, Cargill ha seguido arrasando tantos ecosistemas antiguos como ha podido dentro de los límites de la ley (y, con demasiada frecuencia, también fuera de esos límites).

Con la elección del presidente brasileño Jair Bolsonaro (que ha prometido abrir las tierras indígenas y otras áreas protegidas a la explotación sin restricciones), Cargill representa un peligro evidente e inminente para algunos de los ecosistemas más vitales de la Tierra. Como cualquier otra nación, Brasil tiene derecho a los líderes que elija. Pero como consumidores del comercio mundial, los clientes de Cargill también tienen derecho a insistir en que se adopten políticas corporativas que protejan el medio ambiente y los derechos humanos. Dichos clientes deben actuar de forma decisiva y rápida.

Si los principales clientes de Cargill (entre los cuales se encuentran Ahold Delhaize, McDonald’s, WalMart, Sysco y otros) se toman en serio sus compromisos con la sustentabilidad y los derechos humanos, cortarán sus lazos con Cargill. Si no lo hacen, se arriesgarán a ser cómplices de una de las mayores oleadas de crímenes contra el medio ambiente y los derechos humanos de la historia.

Silo de Cargill en Bolivia. Cargill maneja los problemas globales a una escala que empequeñece a sus competidores más cercanos. Foto: Jim Wickens, Ecostorm

Silo de Cargill en Bolivia. Cargill maneja los problemas globales a una escala que empequeñece a sus competidores más cercanos. Foto: Jim Wickens, Ecostorm

Foto aérea que muestra el límite entre bosques intactos con el aceite de palma ya despejado en Papua. Foto: Jim Wickens, Ecostorm

Foto aérea que muestra el límite entre bosques intactos con el aceite de palma ya despejado en Papua. Foto: Jim Wickens, Ecostorm

El flujo de la soja a través de la cadena de suministro de carne. La soja proviene de granjas en América Latina y termina en la comida rápida que se consume en todo el mundo.

El flujo de la soja a través de la cadena de suministro de carne. La soja proviene de granjas en América Latina y termina en la comida rápida que se consume en todo el mundo.

Bosque talado ilegalmente para la siembra de soja en Argentina. Foto: Jim Wickens

Bosque talado ilegalmente para la siembra de soja en Argentina. Foto: Jim Wickens

Brasil: Un Orgulloso Legado en Peligro

Hasta ahora, Brasil ha sido un líder en la batalla contra el cambio climático. Desde mediados de la década de 2000, dicha nación ha estado comprometida con ambiciosos programas para frenar la deforestación en la Amazonia. Ha reducido de forma impresionante la deforestación por dos tercios a partir de su punto máximo, mientras que a la vez ha duplicado su producción agrícola al centrarse en la expansión de esta a terrenos degradados.

Pero la elección de Jair Bolsonaro como presidente en 2018 podría ponerle fin a ese digno legado. Bolsonaro ha hecho un llamado a la violencia contra la comunidad gay y lesbiana de Brasil, y a encarcelar o desterrar a todos sus críticos políticos. Ha elogiado la dictadura militar que precedió a la actual democracia de Brasil. Y, como parte de su agenda extrema, ha prometido fomentar la tala de árboles, la agricultura y la minería en las selvas tropicales, las sabanas y otros ecosistemas preciosos de Brasil.

"Es una pena que la caballería brasileña no fuera tan eficiente como la de los estadounidenses, quienes exterminaron a sus indios,"
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil

Según el investigador brasileño Paulo Artaxo, miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y a quien entrevistaron en la revista Science Magazine, “Es posible que nos enfrentemos a un desastre ambiental sin precedentes en los próximos cuatro años”.7

Bolsonaro ha dicho que Brasil tiene “demasiadas áreas protegidas” que “obstaculizan el desarrollo”, y que la vigilancia de la deforestación ha ido demasiado lejos. Les ha dicho a las empresas agroindustriales que debilitará o eliminará las leyes existentes y le dará rienda suelta a la industria.8 Ha prometido destripar la agencia medioambiental de Brasil (Ibama), eliminar las restricciones a la tala industrializada de la Amazonia y construir una autopista que atravesará la selva tropical.9 Desde hace mucho tiempo ha apoyado la idea de abrir las áreas indígenas protegidas y hacerlas disponibles para usos agrícolas y comerciales,10 y ha prometido que, como presidente, “no cederá ni un ápice ante las reservas indígenas”.11

Según el ministro del medio ambiente anterior del país, Edson Duarte, “El aumento de la deforestación será inmediato. Me preocupa que ocurra una especie de ‘fiebre del oro’ o ‘carrera’ para ver quién llega primero. Sabrán que, si ocupan terrenos de forma ilegal, las autoridades se mostrarán complacientes y les concederán la concordancia. Estarán seguros de que nadie los molestará”.13, 14, 15

“Creo que nos dirigimos hacia un período muy oscuro en la historia de Brasil. No tiene sentido endulzarlo. Bolsonaro es lo peor que le podría pasar al medio ambiente.”
Paulo Artaxo, Revista de Ciencias de la Universidad de Sao Paulo

Muchos brasileños no apoyan esta parte de la agenda de Bolsonaro, y una coalición de más de 180 empresas y organizaciones de la sociedad civil llamada Coalizão Brasil Clima, Florestas e Agricultura le ha pedido valiente y exitosamente a la nueva administración que no abandone el Acuerdo de París ni destruya el Ministerio del Medio Ambiente. 16

Cargill ha declarado su apoyo a favor de esta coalición.17 Los clientes de Cargill deben asegurarse de que esta no sea solo otra de las numerosas promesas vacías de Cargill.

El Negocio de la Destrucción del Medio Ambiente

En 2014, en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, David MacLennan, director ejecutivo de Cargill, se puso de pie junto al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, para comprometerse a tomar medidas sobre el cambio climático al eliminar la deforestación de su cadena de suministro.

“Me enorgullece anunciar hoy que Cargill tomará medidas prácticas para proteger los bosques en todas nuestras cadenas de suministro agrícolas en todo el mundo”, dijo MacLennan, mientras se unía a 150 países, empresas y organizaciones de la sociedad civil para declarar su apoyo a favor de la Declaración de Nueva York, la cual establece el objetivo de reducir drásticamente la deforestación mundial.

Debido al tamaño y al impacto de Cargill, su firma de la Declaración fue aclamada por tener el potencial de reducir drásticamente la deforestación, frenar el cambio climático y proteger a las comunidades de todo el mundo.

Pero después que la cumbre terminó y los aplausos se acabaron, Cargill fracasó una vez más. Fracasó al máximo. Desde que firmó la Declaración, Cargill ha seguido impulsando la destrucción de paisajes inmaculados y sigue siendo una de las peores empresas contaminantes en el ámbito mundial; es una de las mayores amenazas para los ecosistemas nativos de todo el mundo.

Durante años, Mighty Earth, otras organizaciones de conservación y los mayores clientes de Cargill han tratado de hacer que Cargill se haga responsable del cumplimiento de sus promesas de reforma, pero ha sido en vano. Ahora, cinco años después de la promesa de Cargill, y a solo un año del fin del plazo que se le concedió para ponerle fin a la deforestación en su cadena de suministro, llega el surgimiento de un posible frenesí antiambientalista desenfrenado en Brasil. Es hora de que dichos clientes dejen de ser cómplices de Cargill al comprar y vender sus productos.

Al firmar la “Declaración de Nueva York sobre los Bosques”, MacLennan y Cargill se comprometieron a “eliminar la deforestación de la producción de productos básicos agrícolas tales como el aceite de palma, la soja, el papel y los productos de carne de res en o antes de 2020, a más tardar”.

David: En El Último Lugar

David MacLennan, director ejecutivo de Cargill, se ha posicionado como un líder intelectual en temas de sustentabilidad. Pero él y Cargill siempre están en el último lugar.

El Negocio de la Destrucción del Medio Ambiente

En 2014, en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, David MacLennan, director ejecutivo de Cargill, se puso de pie junto al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, para comprometerse a tomar medidas sobre el cambio climático al eliminar la deforestación de su cadena de suministro.

“Me enorgullece anunciar hoy que Cargill tomará medidas prácticas para proteger los bosques en todas nuestras cadenas de suministro agrícolas en todo el mundo”, dijo MacLennan, mientras se unía a 150 países, empresas y organizaciones de la sociedad civil para declarar su apoyo a favor de la Declaración de Nueva York, la cual establece el objetivo de reducir drásticamente la deforestación mundial.

Debido al tamaño y al impacto de Cargill, su firma de la Declaración fue aclamada por tener el potencial de reducir drásticamente la deforestación, frenar el cambio climático y proteger a las comunidades de todo el mundo.

Pero después que la cumbre terminó y los aplausos se acabaron, Cargill fracasó una vez más. Fracasó al máximo. Desde que firmó la Declaración, Cargill ha seguido impulsando la destrucción de paisajes inmaculados y sigue siendo una de las peores empresas contaminantes en el ámbito mundial; es una de las mayores amenazas para los ecosistemas nativos de todo el mundo.

Durante años, Mighty Earth, otras organizaciones de conservación y los mayores clientes de Cargill han tratado de hacer que Cargill se haga responsable del cumplimiento de sus promesas de reforma, pero ha sido en vano. Ahora, cinco años después de la promesa de Cargill, y a solo un año del fin del plazo que se le concedió para ponerle fin a la deforestación en su cadena de suministro, llega el surgimiento de un posible frenesí antiambientalista desenfrenado en Brasil. Es hora de que dichos clientes dejen de ser cómplices de Cargill al comprar y vender sus productos.

Al firmar la “Declaración de Nueva York sobre los Bosques”, MacLennan y Cargill se comprometieron a “eliminar la deforestación de la producción de productos básicos agrícolas tales como el aceite de palma, la soja, el papel y los productos de carne de res en o antes de 2020, a más tardar”.

Cargill y la Soja

Más de un millón de kilómetros cuadrados del planeta (equivalentes a la superficie total conjunta de Francia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos) han sido despojados de su vegetación natural para cultivar soja, uno de los ingredientes principales del alimento que comen los animales que se utilizan para la producción de carne. Más de tres cuartas partes de la soja del mundo se utilizan para alimentar al ganado.18

La deforestación que se lleva a cabo para la producción de soja acelera el cambio climático mediante la liberación de carbono, destruye el hábitat de la vida silvestre y perturba los ciclos hidrológicos, lo cual limita la disponibilidad de agua.

Mighty Earth ha rastreado las huellas de Cargill por toda la frontera sudamericana. Nuestro informe de 2017, “La carne más misteriosa” (“The Ultimate Mystery Meat”), fue una investigación de campo en 28 lugares distintos que producían soja en Brasil y Bolivia. Este demostró que Cargill era uno de los dos mayores clientes de operaciones industriales de tala de bosques.

“El nivel de destrucción fue asombroso. Documentamos excavadoras en acción despejando grandes áreas de bosques y pastizales intactos, así como enormes incendios que lanzaban humo al aire”.
Anahita Yousefi, Directora de Políticas de Mighty Earth

Además de su función en la creación de un mercado para la soja cultivada a partir de la deforestación, descubrimos que Cargill financia directamente operaciones de desmonte en las profundidades de la selva virgen, construye silos y carreteras, y luego compra y envía grano a los EE. UU., China y Europa para alimentar pollos, cerdos y vacas.

Después de que nuestro informe fue cubierto en publicaciones de todo el mundo, entre estas The New York Times, The Guardian, CTV, Le Monde y otros, varias importantes empresas de consumo, inversionistas y gobiernos instaron a Cargill a cumplir con sus compromisos de terminar con la deforestación en América Latina.

Meses más tarde llevamos a cabo un monitoreo satelital de los sitios que habíamos visitado originalmente. Dado el escrutinio al que Cargill había estado expuesta, y sus compromisos con sus clientes, supusimos que emprenderían esfuerzos intensivos para detener la deforestación; al menos en dichos lugares.

Sin embargo, fue todo contrario: descubrimos que Cargill todavía estaba involucrada en operaciones de deforestación en algunos de los mismos sitios que habíamos visitado la primera vez, a pesar del escrutinio.

Los pueblos indígenas que dependen de los bosques han visto sus tierras invadidas por las plantaciones de soja. Se han visto obligados a abandonar sus tierras tradicionales y han experimentado un marcado aumento en la incidencia del cáncer, los defectos congénitos, los abortos espontáneos y otras enfermedades relacionadas con los pesticidas y los herbicidas que se usan para cultivar la soja (los cuales suelen ser rociados por aviones que vuelan directamente sobre el área).

Por toda la región hay más de mil millones de acres de bosques y pastizales ya talados y despejados (un área equivalente a la mitad de la superficie de los Estados Unidos continentales) que podrían utilizarse para establecer nuevas plantaciones.

El propio historial de Cargill con la soja demuestra que la deforestación no es ni necesaria ni inevitable. En el único lugar donde Cargill se vio obligada a detener su destrucción, la empresa logró proteger los ecosistemas y a la vez hacer crecer sus negocios.

En 2006, tras una importante campaña por parte de Greenpeace y otras entidades, Cargill y su cliente, McDonald’s, acordaron establecer una moratoria a la tala de la Amazonia brasileña para cultivar soja. En los dos años previos al acuerdo, casi un tercio de las nuevas plantaciones de soja en la Amazonia brasileña surgió a partir de la destrucción de los bosques. Después del acuerdo, esa cantidad se redujo a alrededor del uno por ciento.

Mientras tanto, la industria de la soja logró crecer a un ritmo tremendo de todas formas. A pesar de que la deforestación se redujo drásticamente, el área en la que se sembró la soja en la Amazonia brasileña aumentó a más del triple.

La expansión sin deforestación es posible. Cuando se vieron obligadas a hacerlo, Cargill y otras empresas cambiaron su enfoque hacia tierras previamente deforestadas y hacia prácticas agrícolas más eficientes.
Si tan solo una parte de estas tierras se desarrollara para la agricultura, proporcionaría un amplio espacio para lograr tanto la expansión agrícola como la restauración ecológica.19

Muchos de los clientes de Cargill, entre estos Unilever, Tesco, McDonald’s, Carrefour, Kellogg’s, Sainsbury’s, Mars, Petcare, Ahold Delhaize, Dunkin’ Brands y Nestlé, han pedido que este éxito se extienda a partir de la Amazonia brasileña y se adopte en otros ecosistemas.20,21 Los competidores de Cargill, Louis Dreyfus y Wilmar, también han abogado por esta expansión. Pero Cargill se ha negado y ha optado por utilizar su influencia sobre las asociaciones comerciales para impedir que sus competidores más responsables amplíen estas protecciones.

Con la Atención Fija en el Cerrado

La exitosa Moratoria sobre la Deforestación para el Cultivo de la Soja, desafortunadamente, solo aplica a las porciones de la Amazonia que están ubicadas dentro de Brasil. No protege ninguna de las selvas tropicales ubicadas en los otros ocho países amazónicos. Tampoco protege otros bosques y praderas ubicados fuera de Brasil, tales como el Gran Chaco de Argentina y Paraguay. Y finalmente, no protege áreas ecológicas críticas ubicadas dentro de Brasil pero fuera de la Amazonia, tales como el magnífico Cerrado brasileño.

El Cerrado de Brasil es la sabana con mayor riqueza biológica del mundo. Es aproximadamente del tamaño de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y España en conjunto, y es donde habita una de cada veinte especies de la Tierra, entre estas el oso hormiguero gigante, el armadillo gigante, el jaguar, el lobo de crin y cientos de especies de aves, así como más de 10,000 especies de plantas, casi la mitad de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra.

Al Cerrado se le conoce como un “bosque al revés” por sus árboles pequeños de raíces profundas. Además, es la fuente de la mitad del agua de Brasil y tiene una enorme capacidad de almacenamiento de carbono.

Sin embargo, durante la pasada década, más de 4,000 millas cuadradas al año han sido convertidas en plantaciones, lo cual es el doble de la tasa observada en la década de 1990.22 Actualmente, menos de la mitad del Cerrado permanece intacto y sólo el 3% está permanentemente protegido.
Cuando se talan y se queman los bosques tropicales, el carbono que almacenan se libera inmediatamente a la atmósfera en forma de dióxido de carbono, lo que genera una décima parte de todas las emisiones del calentamiento global.23

Hay más de 500 millones de acres de tierras ya degradadas en América Latina que se podrían utilizar para expandir la agricultura, y no hay más razón que la inercia corporativa para seguir destruyendo estos paisajes de valor incalculable.24

Durante diez años, los principales clientes de Cargill, así como los funcionarios del gobierno y la sociedad civil, les han pedido a ellos y a otros comerciantes de soja que amplíen la moratoria, protejan estas áreas críticas y centren la expansión en tierras ya degradadas.25 Cargill se niega a hacerlo.

La Destrucción del Gran Chaco

El Gran Chaco es un ecosistema de 110 millones de hectáreas que abarca áreas de Argentina, Bolivia y Paraguay. Es una de las mayores extensiones continuas de vegetación nativa que quedan en Sudamérica (la segunda en tamaño después de la selva amazónica).

Estos bosques son el hogar de vibrantes comunidades de pueblos indígenas, entre estos los Ayoreo, los Chamacoco, los Enxet, los Guarayo, los Maka’a, los Manjuy, los Mocoví, los Nandeva, los Nivakle, los Toba Qom y los Wichi, quienes han dependido del bosque del Chaco y coexistido con este durante milenios.

Aunque este bosque, en su día, fue la fortaleza impenetrable de criaturas como el piche llorón, el jaguar y el oso hormiguero gigante, Cargill se ha infiltrado en sus fronteras, arrasando y quemando para dar paso a vastos campos de soja transgénica.

En 2018, un equipo de campo de Mighty Earth visitó plantaciones de soja en todo el ecosistema del Gran Chaco y documentó la destrucción a gran escala de ecosistemas naturales, parte de ella llevada a cabo de forma ilegal y otra parte bajo la excusa de la legalidad. Le seguimos el rastro a la soja desde bosques recién talados hasta los puertos desde donde Cargill la envía a todo el mundo.

La tragedia de la destrucción que documentamos es que es totalmente evitable. Aunque la producción de carne inherentemente requiere una gran cantidad de recursos, no requiere la destrucción de los ecosistemas nativos. América Latina contiene un área de tierras previamente degradadas mayor a la mitad del territorio continental de los Estados Unidos en la cual se puede cultivar soja y criar ganado sin amenazar los ecosistemas nativos. Los expertos técnicos que diseñaron con éxito el sistema que virtualmente eliminó la deforestación ligada al cultivo de soja en la Amazonia brasileña estiman que adoptar el monitoreo forestal en otras regiones de América Latina donde también se cultiva la soja costaría menos de un millón de dólares al año, lo cual es solo una pequeña fracción de las ganancias anuales de Cargill.

Al Cerrado se le conoce como un “bosque al revés” por sus árboles pequeños de raíces profundas. Además, es la fuente de la mitad del agua de Brasil y tiene una enorme capacidad de almacenamiento de carbono.

Al Cerrado se le conoce como un “bosque al revés” por sus árboles pequeños de raíces profundas. Además, es la fuente de la mitad del agua de Brasil y tiene una enorme capacidad de almacenamiento de carbono.

Violaciones de los Derechos Humanos y Violencia Contra las Comunidades Indígenas

Muchas comunidades indígenas viven en los bosques y dependen de ellos para obtener alimentos y agua, tener un refugio y asegurar su supervivencia cultural. Los productores de soja, los ganaderos y los intereses de la tala ilegal a menudo han utilizado la violencia para desplazar a los pueblos indígenas de sus tierras ancestrales.

Los equipos de investigación de Mighty Earth han visitado comunidades indígenas cuyos territorios tradicionales han sido talados y transformados en campos de soja cuyos dueños son extranjeros y cuyos cultivos se exportan a ultramar. Los trabajadores de estas tierras dicen que le venden a Cargill. Cargill niega estas alegaciones.

Un líder de la aldea le describió a nuestro equipo el miedo que experimenta su comunidad cuando los aviones sobrevuelan el área y rocían pesticidas para el cultivo de la soja a solo unos pocos cientos de metros de la aldea, y también contó que varios niños murieron por beber agua de un contenedor de pesticidas que había sido desechado y habían traído de un campo de soja cercano.

Otra comunidad indígena fue invadida en 2014 por 50 guardias de seguridad armados provenientes de una plantación vecina con la intención de hacerlos abandonar la zona. Según los periódicos (y corroborado por los testimonios de la comunidad recogidos por nuestro equipo de campo), los guardias de seguridad armados derribaron puertas e invadieron casas, agredieron a los adultos y a los niños, y patearon a mujeres embarazadas, algunas de las cuales perdieron a sus bebés. Treinta y dos miembros de la comunidad resultaron heridos. Tres guardias y siete indígenas fueron alcanzados por disparos. Un guardia fue asesinado.

El líder de una comunidad nos dijo que la plantación insiste en acusarlos de “invadir” sus propias tierras tradicionales y que su gente vive con el temor constante de que los oficiales de seguridad privada regresen. Dijo que sus ríos están tan contaminados con pesticidas que los peces de los que dependen se están muriendo y que las oportunidades para la caza tradicional casi han desaparecido.

Cargill y El Cacao

Cargill es una de solo tres empresas (junto con Olam y Barry Callebaut) que controlan más de la mitad del comercio mundial de cacao, la materia prima del chocolate.27

En 2017, las investigaciones de Mighty Earth siguieron el rastro del cacao desde su origen en operaciones ilegales que se llevan a cabo en parques nacionales, a través de intermediarios, hasta estos comerciantes, quienes luego lo vendieron en Europa y en los Estados Unidos, donde las empresas de confitería del mundo lo convirtieron en chocolate.

Ghana y Costa de Marfil son los dos países productores de cacao más grandes del mundo, y en ambos el mercado del cacao ha sido el principal motor de la destrucción de los bosques. Los chimpancés y otras poblaciones de vida silvestre han sido devastados por la conversión de bosques en fincas de cacao. En Costa de Marfil solo quedan unos 400 elefantes de una población original de decenas de miles.

Nuestra investigación reveló que, durante años, Cargill había ayudado a impulsar la destrucción de los bosques de estos países para cultivar cacao barato mediante la compra de cacao cultivado a partir de la tala ilegal de bosques protegidos y parques nacionales como práctica habitual. En Costa de Marfil, se estima que el 40% del cacao proviene del interior de los parques nacionales y otras áreas protegidas.

En más de veinte de estos parques nacionales y áreas protegidas, el 90% (o más) de las tierras ya se han convertido en cultivos de cacao. Entre 2001 y 2014, Ghana perdió 7,000 kilómetros cuadrados de bosques, es decir, alrededor del 10 por ciento de toda su cubierta arbórea, lo cual incluye un cuarto de millón de acres de áreas protegidas. Aproximadamente una cuarta parte de esa deforestación estaba ligada a la industria del chocolate. 28

Cargill optó por comprar su cacao sin examinar cuidadosamente sus orígenes. Luego vendieron ese cacao a las principales empresas chocolateras del mundo, convirtiendo a millones de consumidores en cómplices, sin saberlo, de la destrucción de los parques, bosques, elefantes y chimpancés de África Occidental.

En 2017, Cargill se unió a otras empresas chocolateras y de producción de cacao, y a los gobiernos de Costa de Marfil y Ghana en la Iniciativa Cacao y Bosques (Cocoa and Forests Initiative), comprometiéndose a ponerle fin de inmediato al aprovisionamiento en los parques nacionales y áreas protegidas, a restaurar los bosques y a adoptar prácticas más responsables. Mighty Earth aclamó el anuncio como un paso positivo que finalmente proporcionó un poco de esperanza para las maltrechas poblaciones de vida silvestre de África Occidental, y un futuro más sustentable para los empobrecidos granjeros que cultivan el cacao que abastece a Cargill.

Sin embargo, un año después, volvimos a investigar y descubrimos que, en muchos lugares, la deforestación en realidad había aumentado desde que Cargill anunció su compromiso, lo que puso en duda si la promesa de Cargill era algo más que el más reciente de una larga serie de compromisos que hace con gran fanfarria y que luego ignora inmediatamente.

Los Talleres de Explotación al Aire Libre de Cargill

Se estima que unos 2.12 millones de niños de África Occidental todavía se dedican a la cosecha del cacao.29 Casi el 96% de estos niños trabajadores, tanto en Ghana como en Costa de Marfil, estaban realizando trabajos peligrosos. Cargill lleva dos décadas arrastrando sus pies en cuanto a este asunto. Su compromiso actual, el cual es poco ambicioso, es reducir (no erradicar) la explotación de menores en la industria del cacao en un 70%, y la fecha límite para lograr esa meta es el año 2020.30

En julio de 2005, el Fondo Internacional de Derechos Laborales (ILRF, por sus siglas en inglés) presentó una demanda contra Cargill en nombre de los niños malienses que fueron víctimas de la trata humana y fueron transportados en contra de su voluntad desde Mali hasta Costa de Marfil, y que luego fueron obligados a trabajar de doce a catorce horas al día sin remuneración, con poca comida y sueño, y recibiendo palizas frecuentes.

Según el ILRF, Cargill “ignoró múltiples advertencias bien documentadas durante los últimos años, las cuales le informaban que las granjas que estaban utilizando para cultivar cacao empleaban a niños esclavos”.

La demanda acusa a Cargill de haber comprado cacao cosechado por niños esclavos a sabiendas durante años y de haber proporcionado fondos, suministros, capacitación y otros tipos de asistencia a las plantaciones de Costa de Marfil a sabiendas de que estas estaban empleando niños esclavos.

En octubre de este año, un panel de tres jueces rechazó las alegaciones de Cargill y del coacusado, Nestlé, de que no se les podía acusar de esclavizar niños fuera del país. El Tribunal dictaminó que el caso puede proceder, ya que a estas corporaciones gigantes se les acusa de haber sido cómplices de la esclavitud infantil y de haberse aprovechado de esta desde sus oficinas corporativas ubicadas en los Estados Unidos. El equipo legal del ILRF pronto presentará cargos adicionales contra Cargill y otras entidades por beneficiarse a sabiendas de la trata de niños esclavos para cosechar cacao.31

Cargill y El Aceite de Palma

El aceite de palma está presente en casi la mitad de todos los bienes de consumo, desde los dulces y los helados hasta los detergentes y el champú.

El aceite de palma está presente en casi la mitad de todos los bienes de consumo, desde los dulces y los helados hasta los detergentes y el champú.

Como uno de los mayores importadores y exportadores de aceite de palma del mundo, Cargill es una de las empresas que ha ayudado a impulsar la alarmante destrucción de la selva tropical y las turberas ricas en carbono, lo cual ha contribuido significativamente al cambio climático, las muertes de más de 100,000 orangutanes y la pérdida de las tierras y los medios de sustento de las comunidades indígenas.

Cargill se describe constantemente como un “líder” del sector, pero una y otra vez, en todo el mundo, Cargill sigue ocupando el último lugar. Es difícil no ver un patrón.

La empresa ha expulsado a pueblos indígenas de sus tierras de origen32 y les ha comprado aceite de palma a destructores de la selva tropical que quemaron ilegalmente los bosques tropicales y participaron de la trata de esclavos y la explotación de menores. 33,34,35,36 Los ejecutivos de uno de sus proveedores fueron multados y encarcelados por causar incendios forestales37. Los incendios provocados por las empresas productoras de aceite de palma y de madera han causado una neblina tóxica que ha matado a más de 100,000 personas en todo el sudeste asiático.38

En 2016, el enorme conglomerado de aceite de palma con sede en Malasia, IOI, fue sorprendido destruyendo selvas tropicales protegidas, drenando y excavando turberas ricas en carbono, y explotando a las comunidades locales y a los trabajadores de forma ilegal.39,40 Como resultado, la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sustentable (RSPO, por sus siglas en inglés) suspendió la certificación de sustentabilidad de IOI y 26 compañías cancelaron sus contratos con IOI, entre estas Unilever, Kellogg Company, Mars, Hershey’s, Colgate-Palmolive, Johnson & Johnson, Procter & Gamble, Yum! Brands y Nestlé.41 Tan solo unos meses más tarde, tras sentir una presión pública continua y creciente, Cargill se unió al resto de la comunidad empresarial y también rompió sus lazos con IOI.

De manera similar, a finales de 2017, Cargill suspendió su relación comercial con la empresa de aceite de palma Reforestadora de Palmas del Petén, S.A. (REPSA), pero no hasta después de años de presión por parte de organizaciones medioambientales y de derechos humanos en los EE. UU. y América Latina.

Dos años antes, REPSA había sido identificada como la responsable de la contaminación a gran escala de uno de los ríos más grandes de Guatemala, la cual resultó en la muerte en masa de más de ciento cincuenta toneladas de peces, lo que a su vez devastó a más de cien comunidades que dependen del río. A raíz de una demanda presentada por un grupo comunitario local, un tribunal guatemalteco declaró a REPSA culpable de “ecocidio” y le ordenó suspender sus operaciones. Tras el fallo, el portavoz de la Comisión y profesor indígena, Rigoberto Lima Choc, fue asesinado y otros tres miembros del grupo fueron secuestrados, y REPSA obligó al tribunal a revocar el fallo. Luego, tras dos años de presión constante y sin tregua, Cargill finalmente suspendió su contrato.42

Como uno de los mayores importadores y exportadores de aceite de palma del mundo, Cargill es una de las empresas que ha ayudado a impulsar la alarmante destrucción de la selva tropical. El aceite de palma es utilizado por los consumidores en Europa, América del Norte, China e India.

Como uno de los mayores importadores y exportadores de aceite de palma del mundo, Cargill es una de las empresas que ha ayudado a impulsar la alarmante destrucción de la selva tropical. El aceite de palma es utilizado por los consumidores en Europa, América del Norte, China e India.

La tala ilegal del Bosque de Protección Gunung Tarak y la Reserva Forestal de Producción Sentap Kancang, áreas protegidas que albergan a los orangutanes en peligro de extinción.

La tala ilegal del Bosque de Protección Gunung Tarak y la Reserva Forestal de Producción Sentap Kancang, áreas protegidas que albergan a los orangutanes en peligro de extinción.

Ensuciando El Aire y El Agua de Los Estados Unidos

La alimentación y la cría de animales para producir carne consume más tierras y agua dulce que cualquier otra industria.

La alimentación y la cría de animales para producir carne consume más tierras y agua dulce que cualquier otra industria.

La producción de carne tiene un mayor impacto ambiental que casi cualquier otra actividad humana.

Cargill es el segundo procesador de carne de res alimentada más grande de América del Norte y el mayor proveedor de carne molida de res del mundo.44

La alimentación y la cría de animales para producir carne consume más tierras y agua dulce que cualquier otra industria, y los subproductos de desecho de la industria se encuentran entre las principales fuentes de contaminación de todo el mundo. Muchos de estos impactos se concentran en los Estados Unidos, donde la agricultura industrial tiene más auge, pero se están esparciendo rápidamente a otras partes del mundo.

La industria de la carne puede reducir drásticamente muchos de estos impactos mediante la adopción de mejores prácticas agrícolas para la obtención de piensos y la cría de ganado, tales como el cultivo de cobertura, la gestión de fertilizantes, la conservación de la vegetación nativa, la mejora de los piensos y el procesamiento centralizado del estiércol. Los principales productores de carne, como Cargill, los cuales han consolidado el control del mercado, tienen la capacidad de mejorar la cadena de suministro drásticamente. Sin embargo, hasta la fecha han hecho poco, mientras que a la vez ignoran las inquietudes del público en general y permiten que las prácticas perjudiciales para el medio ambiente que se utilizan para alimentar y criar ganado para producir carne se expandan prácticamente sin control.

Y durante los últimos 3 años, 10 de las instalaciones de Cargill no han estado cumpliendo con la normativa de emisiones de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) durante ninguno de los trimestres. De la misma manera en que está tratando de aprovecharse de los retrocesos políticos relacionados con la aplicación de las leyes medioambientales en Brasil, Cargill parece estar tratando de aprovecharse de los esfuerzos que está haciendo la administración Trump para reducir la aplicación de la normativa medioambiental en los Estados Unidos.

El impacto de Cargill también incluye los cultivos básicos que compra, vende y procesa. La contaminación por escorrentía producida por el cultivo del maíz y de la soja (de la cual Cargill es uno de los principales productores y procesadores en todo el país) es la responsable de producir más de la mitad del nitrógeno y una cuarta parte del fósforo que llega al Golfo de México y se deposita allí, lo cual causa una zona muerta de floraciones algales nocivas todos los años. Si bien Cargill ha adoptado políticas para reducir los impactos medioambientales de sus cultivos básicos en el extranjero, no ha adoptado ninguna para sus cadenas de suministro en los EE. UU.

Cargill es una de las diez empresas que más contaminan en la industria alimentaria de los EE. UU., debido a los siguientes productos químicos tóxicos:

Cargill es una de las diez empresas que más contaminan en lose EE.UU., de entre todas las empresas, debido a los siguientes productos químicos tóxicos:

Negligente, No Inevitable

En una investigación ganadora del Premio Pulitzer hecha en 2009, The New York Times descubrió un patrón de negligencia y terquedad por parte de Cargill que terminó causando un brote desastroso de E. coli O157:H7, una cepa bacteriana particularmente virulenta que se encuentra en los excrementos de los animales.46

Los investigadores del Times descubrieron que las hamburguesas de Cargill contaminadas con E. coli se habían vendido en Sam's Club con la etiqueta “American Chef’s Selection Angus Beef Patties”.

Según el Times, las hamburguesas, cuyos ingredientes figuraban únicamente como “carne de res”, “estaban hechas de una mezcla de recortes del matadero y un producto similar a una pasta o puré preparado a partir trozos que se molieron juntos en una planta de Wisconsin. Los ingredientes procedían de mataderos de Nebraska, Texas y Uruguay, y de una empresa de Dakota del Sur que procesa recortes de grasa y los trata con amoníaco para matar las bacterias”.47

El uso de una combinación de fuentes en lugar de cortes enteros de carne le ahorra a Cargill alrededor del 25 por ciento de los costes, pero los ingredientes de baja calidad se cortan de partes de la vaca que tienen más probabilidades de haber estado en contacto con excrementos, los cuales son portadores de E. coli.

El Times descubrió que, en las semanas previas al brote de 2007, los inspectores federales habían sorprendido varias veces a Cargill violando sus propios procedimientos de seguridad en el manejo de la carne molida de res. 48

Socios de Cargill en el crimen

La empresa holandesa Ahold Delhaize opera 6,500 tiendas bajo 21 marcas locales en 11 países. Está previsto que se inicie la construcción de una instalación de 200,000 pies cuadrados gestionada por Cargill en North Kingstown, R.I., para proporcionarles a las tiendas Stop & Shop de Ahold Delhaize carne de res, carne molida de cerdo y carnes preparadas.51

Foto: Retail Business Services LLC

Foto: Retail Business Services LLC

Ahold es muy activo cuando se trata de exigir políticas alimentarias responsables. Se unieron a otras empresas como signatarios de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, en la que se les pide a todas las empresas que le pongan fin a la deforestación en sus cadenas de suministro en o antes de la fecha límite del año 2020. Forman parte del “Protein Challenge 2040”, una coalición de minoristas, fabricantes de alimentos y organizaciones no gubernamentales internacionales que se han fijado la meta de trabajar para lograr la producción y el consumo de proteínas de forma sustentable.53 Fueron uno de los signatarios originales de la Declaración de Apoyo al Manifiesto del Cerrado de 2018, un documento que le hace un llamado a Cargill y a otras compañías para que detengan la destrucción de esta zona de singular riqueza ecológica y biodiversidad. Y se han fijado una meta para el año 2020, la cual requiere la certificación de toda la soja sudamericana de la cadena de suministro de sus productos de carne que se veden bajo sus marcas. Además, han pedido que se creen estándares relacionados con los derechos humanos que sean compatibles con el Pacto Mundial de la ONU y apoyan la resolución del Foro de Bienes de Consumo que se opone al trabajo forzado.54

En múltiples reuniones y conversaciones con Mighty Earth, el personal de Ahold Delhaize ha reconocido los problemas con la carne y los piensos de Cargill, y se ha comprometido a tomar acción en muchas ocasiones. Pero a pesar de todas sus palabras, y de sus profundos conocimientos sobre los crímenes ambientales y sociales de Cargill, Ahold Delhaize anunció en mayo de 2018 que, en lugar de alejarse de Cargill, se iban a acercar más aún.

Anunciaron una importante empresa conjunta con Cargill que consiste de la construcción de una nueva planta de empaque de 200,000 pies cuadrados de “Infinity Meat Solutions” para proporcionarles a las tiendas Stop & Shop de Ahold Delhaize carne de res, carne molida de res, carne de cerdo y “carnes preparadas creativas para soluciones alimenticias”.55,56,57

En un claro contraste contradictorio con sus propias palabras, Ahold Delhaize está recompensando a Cargill con una nueva oportunidad de acceso al mercado a gran escala, lo cual convierte innecesariamente a los clientes de Stop & Shop en cómplices involuntarios de los crímenes de Cargill.

Los Habiltadores de Cargill

Aunque es difícil determinarlo con seguridad porque Cargill es una empresa privada cuyas prácticas son secretas, McDonald's es probablemente su cliente más grande e importante. Los restaurantes McDonald’s son, en esencia, vitrinas de Cargill. Cargill no sólo le provee carne de pollo y carne de res a McDonald’s, sino que también prepara y congela las hamburguesas y los McNuggets, los cuales McDonald’s simplemente recalienta y sirve.49,50

La práctica de Burger King de vender carne alimentada con soja Cargill le ha valido al gigante de la comida rápida un cero en la calificación de deforestación de la Unión de Científicos Preocupados. Burger King le ha pedido a Cargill que deje de destruir bosques en su cadena de suministro...y la fecha límite es el año 2030.

Con 55 mil millones de dólares en ingresos anuales, Sysco Inc. es el mayor distribuidor mundial de productos alimenticios para restaurantes, centros de salud, universidades, hoteles y posadas. A pesar de que alegan que “protegeremos el planeta mediante el fomento de prácticas agrícolas sustentables, la reducción de nuestra huella de carbono y el desvío de desperdicios para que no lleguen a los vertederos con el fin de proteger y preservar el medio ambiente para las generaciones futuras”, han honrado a Cargill como su proveedor más valioso de carne de cerdo y carne de res.52

Los competidores de Cargill, Louis Dreyfus y Wilmar, le han demostrado al mundo que es posible seguir un camino distinto.58 Louis Dreyfus Company es uno de los cuatro mayores comerciantes de soja proveniente de América Latina. Pero Louis Dreyfus ha reconocido la necesidad urgente de proteger los ecosistemas y las comunidades nativos. Como parte de una nueva política, la empresa anunció que ya no les compraría soja a productores que destruyan ecosistemas nativos o les arrebaten tierras a las comunidades indígenas.

Dada la disponibilidad generalizada de tierras ya degradadas, Louis Dreyfus reconoció que podía seguir creciendo sin destrucción.59 Mientras tanto, Cargill ha mantenido a sus excavadoras en pleno funcionamiento. La política de Louis Dreyfus les ofrece a empresas como Ahold Delhaize y otros habilitadores de Cargill una forma fácil de evitar ser cómplices en los crímenes de Cargill. Ahora tienen un proveedor a gran escala que está comprometido de forma clara con la soja producida de forma verdaderamente responsable, y pueden sustituir sus cadenas de suministro actuales por las de Louis Dreyfus.

Conclusión

El año 2018 trajo consigo una avalancha de noticias preocupantes, y fuimos testigos de cómo las Naciones Unidas y el gobierno de Estados Unidos transmitieron fatídicas advertencias sobre el clima y los habitantes de la Tierra.

En primer lugar, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático afirmó que necesitamos “transiciones rápidas y de largo alcance en energía, suelo, infraestructuras urbanas (incluidos transporte y edificios) y sistemas industriales” para evitar las catastróficas repercusiones del calentamiento global. Unas semanas más tarde, la Cuarta Evaluación Nacional del Clima del gobierno de Estados Unidos, celebrada en noviembre de 2018, aseveró que, “si no se realiza un esfuerzo considerable y sostenible de mitigación global y adaptación regional, se espera que el cambio climático cause pérdidas crecientes a las infraestructuras y propiedades de Estados Unidos y que reduzca la tasa de crecimiento económico a lo largo de este siglo”.

Todavía estamos a tiempo de elegir el futuro que queremos, pero tal vez seamos la última generación que tenga esta oportunidad. Un mundo mejor es posible, pero solo si emprendemos acciones inmediatas y significativas.

Si bien tanto los informes como los medios de comunicación se centran principalmente en el papel del gobierno, en su mayor parte no son los gobiernos los que contaminan o deforestan, sino las grandes empresas industriales y multinacionales como Cargill.

Que los gobiernos hagan o no su trabajo no significa que el trabajo no se pueda hacer. Algunos de los mayores éxitos medioambientales del mundo los han logrado las empresas, ya sea actuando por su propio sentido de la responsabilidad o impulsadas por los clientes, los inversores y la sociedad en general. La propia Cargill y otros comerciantes de soya lo han demostrado al proteger parte de la Amazonia cuando sus clientes les exigieron que lo hicieran.

Sin embargo, Cargill se niega a ampliar estas protecciones a otros parajes, e incluso ha llegado a anunciar públicamente su oposición a una moratoria para detener la destrucción de la inestimable pero amenazada región brasileña de El Cerrado, con el apoyo de más de setenta empresas de bienes de consumo. Esto supone una bofetada en la cara de Ahold Delhaize, McDonald’s y otras compañías que han solicitado repetidamente a Cargill que contribuya al extraordinario éxito de la Moratoria de la Soya de la Amazonia. Si estas empresas se toman en serio sus propios compromisos de sostenibilidad, tendrán que ir más allá de los llamados educados y cambiar a proveedores más responsables.

Sobre Mighty Earth

Mighty Earth es una organización que impulsa campañas a nivel global con el propósito de trabajar para proteger las tierras, los océanos y el clima. Aspiramos a ser la organización medioambiental más eficaz del mundo. Nuestras campañas y nuestro equipo han desempeñado una función fundamental en la tarea de persuadir a las mayores empresas agroalimentarias del mundo de que deben adoptar políticas que eliminen la deforestación y los abusos que violan los derechos humanos de sus cadenas de suministro, y han impulsado la adopción de cambios multimillonarios hacia la energía limpia. Ya sea que nos movilicemos para lograr cambios a nivel internacional o a nivel local, Mighty Earth está construyendo un movimiento para proteger nuestro medio ambiente. Mighty es un proyecto patrocinado fiscalmente por el Centro para la Política Internacional (Center for International Policy), una organización sin fines de lucro 501(c)3.

Foto: Jim Wickens, Ecostorm

Foto: Jim Wickens, Ecostorm